Michael Gordon Oldfield, nacido el 15 de mayo de 1953 en Reading, Inglaterra, es un compositor, multi-instrumentista y productor británico.
Comienzos
El padre del músico, Raymond Oldfield, adquirió una guitarra cuando servía en la Royal Air Force en Egipto durante la Segunda Guerra Mundial. Mike recuerda cómo su padre "solía tocar la guitarra cada Nochebuena, cantando la única canción que sabía tocar, 'Danny Boy'". Mike también atribuyó el hecho de que su interés por la música despertara tan pronto al virtuoso guitarrista Bert Weedon: "Le vi en la tele cuando tenía siete años y enseguida convencí a mi padre para que me comprara mi primera guitarra. De hecho, creo que de no haber sido por Bert nunca hubiera llegado a ser lo principal en mi vida". Los Oldfield se convirtieron en una familia ligada a la música: el hermano mayor de Mike, Terry Oldfield, es un compositor de prestigio en el campo de la música para documentales televisivos, y tiene varios álbumes en el mercado; su hermana, Sally Oldfield, consiguió un gran éxito a principios de los 80 con el tema vocal Mirrors, y en la actualidad continúa en activo.
A la edad de 10 años, Mike ya componía piezas instrumentales para guitarra acústica. La guitarra era para él más que un instrumento, era una vía de escape de una situación familiar que fue empeorando y apartándolo del mundo exterior durante mucho tiempo. A lo largo de esa década, la escena musical acústica había gozado de muy buena salud, debido al resurgimiento de la cultura folclórica británica que tuvo lugar en las décadas anteriores. Fue en uno de los muchos clubes dedicados a este movimiento donde el joven Mike empezó a darse cuenta de que su virtuosismo musical era del agrado del público. "Solía tener dos instrumentales de 15 minutos cada uno, que tocaba en los clubes de folk locales en los que iba repasando todos los estilos", decía. "Incluso desafinaba las cuerdas totalmente y las doblaba sobre el mástil y hacía todo tipo de cosas. En cuanto me daban vacaciones en la escuela, pasaba la semana entera practicando y tocando la guitarra". Probó también con la música eléctrica, tocando piezas instrumentales de The Shadows en un grupo amateur.
Cuando Mike cumplió 13 años, la familia Oldfield se trasladó a Romford, Essex. En 1967 dejó la escuela y junto con su hermana Sally formó The Sallyangie, un dúo folk-hippie de voz y guitarra. Firmaron por la compañía Transatlantic, que les editó el álbum "Children of the Sun" en 1968 y el single Two Ships en 1969. Por esta época el toque de guitarra de Mike fue fuertemente influido por el "folk barroco" popularizado por John Renbourn, líder de Pentangle y Bert Jansch. Después de un año, llegó el fin de Sallyangie.
The Whole World
Mike se aproximó en más profundidad a la música rock, formando otro grupo de corta vida llamado Barefeet, con su hermano Terry. Eso le condujo a trabajar como bajista en Kevin Ayers & The Whole World. Kevin Ayers había sido miembro fundador de Soft Machine, pero abandonó el grupo en 1968. Al año siguiente publicaron el álbum Joy of a Toy, que les llevó a hacer una gira en 1970.
Entre los miembros de The Whole World se encontraba David Bedford ocupándose de los teclados. Bedford, un compositor de formación clásica, entabló una buena amistad con Mike, ayudándole en la composición de una temprana versión del que sería su primer álbum en solitario. Estando de gira con The Whole World, Mike entró en contacto con Centipede, una enorme orquesta de jazz dirigida por Keith Tippett. La amplia gama de instrumentos de que disponían influyó a Mike en el carácter multiinstrumentalista que más tarde daría a sus propias composiciones.
Kevin Ayers & The Whole World grabaron dos álbumes, Shooting At The Moon y Whatevershebringswesing, antes de disolverse en agosto de 1971. Para entonces, Mike había pasado de ser bajista a ser el guitarrista principal de la banda, y sus magistrales solos ya le habían dado una notable reputación.
Entre 1971 y 1973 Mike comenzó a ordenar las ideas musicales que bullían en su cabeza. Usando una grabadora de cuatro pistas que le prestó Ayers, dos pistas en un sentido y las otras dos en el otro, descubrió que si cubría el cabezal de borrado con un trocito de cartón podía grabar en cuatro pistas. De esta forma podría empezar a grabar las ideas necesarias para realizar su gran proyecto: crear una sinfonía, similar a las composiciones de gran escala para orquesta con diferentes movimientos que se podían encontrar en muchas obras de música clásica, pero utilizando para ello instrumentos de toda índole, sobre todo pertenecientes al mundo del pop-rock. Se ha mencionado que la Quinta Sinfonía de Jean Sibelius le influyó profundamente por aquel entonces.
Con la grabadora prestada se metió en el dormitorio de la casa que compartía con los otros miembros del grupo, y las ideas para su nuevo trabajo empezaron lentamente a tomar forma. Ya metido en faena, Mike se decidió a tocar todos los instrumentos él mismo, y pensó que no le sería difícil con su don natural para la música el poder dominar casi cualquier instrumento; desde el xilófono al piano de cola, la guitarra clásica, el órgano Farfisa... Mientras aún trabajaba con Kevin Ayers, ayudaba también en las grabaciones que se hacían en los famosos estudios Abbey Road de Londres, donde tuvo la oportunidad de compartir algunas conversaciones con The Beatles. Pronto descubrió que el estudio tenía un almacén repleto de todo tipo de instrumentos, algunos de los cuales pertenecían al cuarteto de Liverpool, así que se las arreglaba para llegar más temprano y, mientras los demás usuarios del estudio llegaban, él experimentaba con esos instrumentos e incorporaba nuevos sonidos y texturas a su proyecto. Ensimismado en un trabajo que sabía iba a ser revolucionario, se propuso plasmar en él todas las profundas emociones que estaba experimentando como explorador de un campo musical virgen. La obra que estaba componiendo sería, además, un trabajo que se convertiría gradualmente en el vehículo para descargar sus emociones más profundas, y con las que más le estaba costando vivir.
Después de crear una primera maqueta, empezó a recorrer todas las discográficas tratando de convencer a alguien para que apoyase su proyecto. Por toda respuesta obtuvo negativas de las discográficas, que argumentaban que aquello "no era comercial" y que, si en algún caso llegaba a editarse, nadie lo compraría; obviamente, eso le había pasado por poner su fe en aquella poco trabajada maqueta. Tras haber compuesto la hipnótica introducción (la melodía más emblemática de su primera obra), seguiría acordándose de aquello: ¡si tan solo pudiese grabarlo, editarlo y promocionarlo!
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