El 28 de septiembre de 1991 desaparecía en Nueva York, el músico más importante del Siglo XX, alguien que siempre fue por delante de los demás, abrió múltiples caminos para la música y nunca se quedó en ellos, siempre en busca de una nueva dirección, capaz de volver a despertar su capacidad de excitación. Etiquetado como músico de jazz, Miles fue músico a secas. Alguien que siempre huyó de etiquetas y calificaciones. Para él la música no tenía nombre y ponérselo tendía a reducirla.
Por:Sergio Ariza Lázaro
Contar la historia de Miles es contar la historia del jazz desde los años 40. Un género del que fue la máxima estrella y el faro que guiaba su evolución. Primero al lado de sus ídolos Charlie Parker y Dizzy Gillespie, junto a los que estuvo en primera línea de la revolución bop, después como líder de sus propias bandas y epicentro de todos sus movimientos.
Miles Davis nació el 26 de mayo de 1926, su infancia y primera juventud las pasó donde East St. Louis donde aprendió a tocar la trompeta. Su familia era de clase acomodada pero eso no lo libró de algunos incidentes racistas que le marcarían profundamente. Claro que no tanto como la primera vez que pudo escuchar a Charlie Parker. Tanto es así que cuando la orquesta de Billy Eckstine, en la que tocaba Parker, pasó por su ciudad a tocar, Miles fue el primero en aparecer por la sala. Allí se le presentó la oportunidad soñada. Alguien se le acercó para pedirle que subiera a tocar con ellos. Era Dizzy Gillespie. Aunque no dejó una gran impresión, Miles supo lo que tenía que hacer. Unos meses después se embarcaba hacia Nueva York.
Una vez en la "ciudad que nunca duerme" Miles se gastó todo el dinero que le dieron sus padres en buscar, y encontrar, a Bird. Su reencuentro con Parker fue propicio, el saxofonista, por sus crónicos problemas con la heroína, no tenía ningún sitio donde quedarse y se fue a vivir con Miles, al que su padre pagaba todos los gastos, además de sus estudios en la prestigiosa escuela de música Julliard. Pero no fue en Julliard donde Davis aprendió a tocar, sino con la fuente de la revolución musical que supuso el Be Bop. Parker le presentó a Thelonious Monk y éste y Dizzy le daban clases particulares. Así cuando Charlie Parker entró en un estudio de grabación para la que sería su primera sesión como líder, el joven Miles con 19 años estuvo presente. Aquello pasó a ser conocido como"la sesión más importante de la historia del jazz" y dejó dos piezas inolvidables 'Now´s the time' y 'Koko'. Miles sólo tocó en la primera pues le fue imposible tocar el difícil motivo de la segunda, Dizzy tuvo que hacerse cargo de la trompeta. El alumno todavía no estaba a la altura de los maestros.
Esto no duraría, tras una época en la banda de Parker, Davis comenzó a volar en solitario. Su paso junto a Bird le había dado el reconocimiento del mundillo del jazz y algo más importante, no contentarse con hacer siempre lo mismo, como el propio Miles apuntó "Bird tocaba en cuarenta estilos diferentes". Parker sería siempre su ídolo e inspiración. Como en el relato de Cortázar sobre Parker, Miles seguiría buscando como un incansable "perseguidor" la música que escuchaba en su cerebro.
El nacimiento del 'cool'
En 1949 se produjo un encuentro fundamental en su carrera cuando conoció a Gil Evans. Juntos crearían una manera de salir de lo que se había convertido en norma, el be bop. Miles buscó en el lado más lírico de Parker y encontró la influencia de la manera relajada de tocar de Lester Young. Junto a un noneto de músicos, entre los que se encontraban Gerry Mulligan o Lee Konitz, sacaron al mercado las canciones que darían "nacimiento al cool". Un estilo lírico y relajado que anteponía la simplicidad de la melodía a las pirotecnias del bop.
A pesar de recibir grandes críticas, canciones como 'Boplicity' o 'Godchild' no consiguieron grandes ventas y Miles se vio en apuros económicos. Tras una vida burguesa, la frustración de no verse valorado en lo que merecía empujó a Davis a seguir a Parker en lo único en que no lo había hecho, su adicción a las drogas. Su descenso a los infiernos fue desastroso, llegó a robar y a actuar de chulo, y su música se vio afectada. Nuevos trompetistas aparecieron que eclipsaban su fama. En California, estaba el "Miles Davis blanco", Chet Baker, al frente de la escuela 'cool'. En Nueva York apareció el tono perfecto de Clifford Brown al frente del 'hard bop'. Miles corría el riesgo de ser olvidado.
Tras ser recogido por su padre, Miles decidió acabar su dependencia de las drogas de forma radical. Encerrado en su cuarto durante tres semanas, luchando con el 'mono', Davis salió victorioso. Corría el año 1954 y Miles quería recuperar el tiempo perdido. Ese año dejó su huella con 'Walkin´' y la mítica grabación de la víspera de Navidad que lo reunía con Monk. Pese a las discusiones, y al hecho de que Miles prohibiese a Thelonious tocar durante sus solos, la sesión dejó perlas como 'Bemsha Swing', 'Bag´s groove' o 'The man I love'. Miles había vuelto a lo grande, la belleza de sus interpretaciones, el sonido de la sordina y su tono único entusiasmaron a todos.
Al año siguiente, el 12 de marzo, se produjo la muerte de Charlie Parker. El rey había muerto, su sucesor ya tenía nombre. En 1955 Miles Davis estaba preparado para recoger la corona. Los músicos que habían grabado con él el año pasado, como Sonny Rollins u Horace Silver, se habían hecho un nombre propio, así que decidió formar una banda fija para sus grabaciones y sus presentaciones en directo. Fue el nacimiento de su primer gran quinteto. Red Garland al piano, Paul Chambers al bajo, Philly Joe Jones a la batería y un desconocido saxofonista de 29 años (la misma edad que Miles) llamado John Coltrane. Juntos cambiarían la historia del jazz.
Tras un primer trabajo titulado simplemente 'The New Miles Davis Quintet', el momento de esplendor del quinteto llegaría en 1956. Ese año Miles Davis fichó por la potente discográfica Columbia donde entregaría el clásico 'Round about midnight', pero además para terminar su contrato con su anterior discográfica, el quinteto grabó en dos maratonianas sesiones cuatro discos fundamentales: Workin´, Cookin´, Relaxin´ y Steamin´. El resultado puso a Miles al frente del mundo del jazz e hizo de sus músicos verdaderas celebridades. Pero por encima de todo estaba el sonido de su trompeta, algo tan único y personal que hacía que con solo una nota fuese reconocible.
Millas por delante
Cuando todo parecía propicio Miles volvió a dar una vuelta de tuerca. En 1957 rompió el quinteto y grabó junto a Gil Evans un disco con un título de lo más profético, 'Miles Ahead'. Un disco en el que Miles a la trompeta y al fiscornio ejercía de solista de las partituras orquestales de Evans. Un proyecto ambicioso que pudieron realizar gracias a la confianza de Columbia en el músico. El resultado dejó asombrado a público y crítica. Claro que lo mejor estaba por llegar en 1958, la pareja se embarcó en otro proyecto, la realización de la ópera popular de George Gershwin 'Porgy & Bess'. A su lado 'Miles Ahead' parecía un disco de probaturas. Sin lugar a dudas, habían dado a luz uno de los mejores discos de la carrera del trompetista.
Su popularidad era mayor que nunca, ese mismo año apareció en la revista Time, y sus pasos eran seguidos internacionalmente. A finales de 1957 le llamó el director de cine francés Louis Malle para realizar la banda sonora de su película 'Ascensor para el cadalso'. Miles volvió a entregar un disco revolucionario en el que comenzaba a jugar con lo que sería su siguiente paso, la música modal. Su encuentro definitivo con ella se produjo con 'Milestones' canción que daba nombre a su nuevo disco. Miles había vuelto a contratar a su antiguo quinteto y además le sumaba el saxofón alto de Cannonball Adderley. Coltrane había pasado algún tiempo a las órdenes de Thelonious Monk y ahora encontraba a su jefe en una nueva fase, "ahora utilizaba cada vez menos progresiones de acordes. La música de Miles me daba mucha libertad. Era un enfoque hermoso".
Coltrane supo aplicar este nuevo enfoque y creó una superposición de acordes con mucha libertad a la que se aplicó el nombre de "sábanas de sonido". La contraposición del furioso ataque del saxofonista con el lírico timbre de la trompeta de Miles daría como resultado la que es considerada la obra maestra del jazz, 'A kind of blue'.
KIND OF BLUE
Este disco se realizó en 1959, con Jimmy Cobb a la batería, Paul Chambers al bajo, Coltrane al saxo tenor, Cannonball Adderley al saxo alto y Bill Evans al piano. Este último fue otro de los elementos fundamentales a la hora del éxito del disco. El pianista trajo consigo su aprecio por la música impresionista. Tocó en todas las canciones menos en 'Freddie Freeloader' donde lo hizo Wynton Kelly. Pistas como 'So what' o 'All blues' pasaron a convertirse en fijos dentro del repertorio en directo de Miles.
Su siguiente paso fue más allá. Una vez más junto a Gil Evans, Miles buceó en la música española. Su 'Sketches of Spain' es un disco que escandalizó a los más puristas dentro del jazz. Su mezcla de música clásica contemporánea, de Rodrigo y Falla, con la música popular de los gitanos, con los que Miles se veía emparentado, fue un nuevo logro artístico e hizo del 'Concierto de Aranjuez' del maestro Rodrigo una pieza estándar del repertorio jazzístico.
Si los años 60 comenzaron bien, esto no duró. Coltrane y Adderley abandonaron la banda para formar sus propios grupos y a Miles le costó reemplazarlos. Por si fuera poco, la corriente del free jazz, encabezada por Ornette Coleman, amenazaba con dejar obsoleto al artista. Coleman y el propio Coltrane eran ahora la punta de lanza del jazz y, a pesar de conservar su popularidad, hacían que Miles no estuviese al frente por primera vez desde los 40.
Esto duro hasta 1965 cuando se formó su segundo gran quinteto. Esta vez sus componentes eran Wayne Shorter al saxofón, Herbie Hancock al piano, Ron Carter al bajo y el joven Tony Williams a la batería. Tanto Shorter como Hancock ya habían grabado algunos discos en solitario pero fue su paso por la banda de Miles lo que les catapultó a la fama. Juntos llevaron el hard bop a su máxima expresión, llevando a su música por caminos todavía no transitados. Su máxima expresión era en los directos donde los cinco músicos interactuaban telepáticamente. Discos como 'Miles smiles' o 'Nefertiti' devolvieron a Miles su posición como guía. Pero a mediados de los 60 Davis estaba empezando a escuchar otro tipo de música.
De un modo silencioso
En 1967 Miles descubrió a Jimi Hendrix y comenzó a interesarse por la música rock. Demostrando una saludable falta de prejuicios Davis declaró: "En cuanto a la música pop, debe de ser algo básico en la escucha de todos". En 1968 su dieta musical se basaba en Beatles, James Brown, Sly & The Family Stone o los Byrds. Ese mismo año en una escucha a ciegas para el crítico Leonard Feather, Miles expuso la máxima por la que siempre se guió: "Hay que ubicar a un tipo en un punto en que tenga que hacer otra cosa, aparte de lo que ya sabe". El jazz más convencional no le aportaba ya nada y sobre la corriente más avant garde lo tenía claro, "la gente es tan crédula, acepta eso, acepta algo de lo que no sabe nada, porque siente que no es moderno aceptarlo".
Era evidente que algo se avecinaba, 'Filles de Killimanjaro' dio algunas pistas al ver la introducción de instrumentos eléctricos en la banda, pero la nueva dirección encontró su forma plenamente con 'In a silent way' publicado en 1969. Este disco veía a un Miles que comenzaba a utilizar el estudio de grabación como un instrumento más. Primero venían las jam sessions en el estudio de grabación y después, junto a su productor Teo Macero, Miles las editaba a su gusto. Para esta nueva etapa, el trompetista se rodeó de una nueva generación de músicos, gente como Chick Corea y Joe Zawinul a los teclados o John McLaughlin a la guitarra eléctrica.
Muchos le acusaron de venderse al rock pero la música de Miles Davis seguía siendo única e inimitable, 'Bitches brew' editado en 1970 era un disco doble donde Miles exploró su fusión sin importarle equivocarse. Es un disco lleno de aciertos y errores donde Miles se adentra por sendas nunca exploradas, pero desde luego no es una obra fácil. Aun así su presencia en festivales de rock, su nuevo look con ropa llamativa y su acercamiento a los instrumentos eléctricos hicieron del disco el más vendido en la carrera de Davis. Pero Miles no estaba del todo contento, quería conectar con la juventud negra más que con los hippies blancos. Para ello se acercó al funk, aunque siempre desde su particular óptica y entregó alguno de los discos más callejeros de los setenta como 'A tribute to Jack Johnson' o 'On the corner'. Después sus directos se volvieron caóticos, su empleo de la trompeta fue decreciendo y su música tendió hacia la abstracción.
En 1975 dejó de tocar, problemas de salud y, posiblemente, cierta sensación de no saber hacia donde ir le mantuvieron apartado de la escena hasta su vuelta a principios de los 80. Como siempre ésta estuvo marcada por un nuevo enfoque y una nueva polémica.
Ian Carr lo explica con brillantez en su biografía sobre Miles, la actividad creativa para éste se basa en tres etapas, se empieza con lo que se conoce; luego se ingresa en nuevas áreas, menos familiares y, por último, se absorbe esa nueva área y se convierte en familiar. Así cuando muchos llegaban, Miles ya no estaba allí. Su última etapa, coqueteando con sonidos más pop, con Prince como nueva referencia y versiones de Michael Jackson o Cindy Lauper volvió a escandalizar a los autodenominados "guardianes de la esencia" del jazz. El joven Wynton Marsalis atacaba a Miles cuando su propia música no era sino una recreación de la del segundo gran quinteto de Miles.
Miles siempre prefirió equivocarse a repetirse y eso es algo verdaderamente loable. Tras pasar por cientos de reencarnaciones y periodos por encima de todos ellos destacaba el sonido de su trompeta. El 28 de septiembre de 1991 Miles Davis falleció en Santa Mónica. Nos dejaba un legado de seis décadas de música y una huella indeleble en la historia de la música, posiblemente la más profunda de todo el Siglo XX.
¿ES JAZZ?
"¿Es jazz?" se preguntaban muchos críticos y seguidores de Miles Davis cada vez que este rompía con los moldes establecidos y le daba una nueva dirección a su música. Probablemente lo fuera, probablemente no; los grandes artistas superan los conceptos y los encasillamientos para hacer lo que mejor saben, y de eso hablamos hoy: música, y punto.
La carrera musical de Miles comenzó a los 18 años cuando se mudó a Nueva York, asistiendo a una prestigiosa academia musical, aunque su interés y probablemente su verdadero aprendizaje se haya dado en los antros de la calle 52, donde se gestaba el bebop. Allí se encontró con Charlie "Bird" Parker e inmediatamente se transformó en miembro estable de sus grupos durante el período 1946-1948. Para ese entonces comenzó a dirigir sus propios grupos, alcanzando el punto culmine con la creación del noneto, en colaboración con el arreglista Gil Evans, que sentaría las bases para la denominada escuela "cool" del jazz, con el disco Birth of the Cool. A comienzos de la década del 50 sufrió un período de profunda adicción a la heroína, de la que pudo recuperarse pero que le dejó secuelas permanentes en su cuerpo y en su personalidad. Formó luego su primer quinteto, devenido luego en sexteto, del cual formaba parte el enorme John Coltrane. Con este grupo grabó en un período de doce meses seis influyentes discos (entre ellos Cookin', Relaxin', Workin', Steamin' with the Miles Davis Quintet, Round About Midnight), culminando con dos obras fundamentales, Milestones y Kind of Blue, este último quizá el mas importante y apreciado de la historia del jazz. Alejado luego temporariamente del formato grupo registró junto con Gil Evans importantes piezas de música orquestal: Porgy and Bess, Miles Ahead y Sketches Of Spain.
Entrada la década del 60, Miles volvió a formar un quinteto de jóvenes y brillantes músicos, que como esos famosos equipos de fútbol se recitan de memoria: Wayne Shorter (saxo), Herbie Hancock (piano), Ron Carter (contrabajo) y Tony Williams (batería). Este grupo es considerado por muchos como el mejor de la historia del jazz, llevando la improvisación a límites de insuperable excelencia. Se puede apreciar el magma de este quinteto en diversas grabaciones en vivo y en un impecable legado de discos de estudio: E.S.P., Sorcerer, Nefertiti, Miles In The Sky. Hacia fines de ésta década comenzó a interesarse por composiciones musicales más largas sin una estructura definida, permitiendo la inclusión de instrumentos provenientes del rock ciertamente novedosos para el jazz como teclados electrónicos, guitarras eléctricas y percusiones. Nuevamente convocó a jóvenes talentos de la escena, como Keith Jarret, Chick Corea, John McLaughlin, Jack DeJohnette y Dave Holland. En un período de intensa actividad, entre los años 1969 y 1970, registró una enorme cantidad de temas, los cuales sentarían las bases del incipiente movimiento de jazz fusión o jazz rock: In A Silent Way, Bitches Brew, A Tribute To Jack Johnson y Live Evil. Fundamentalmente el disco Bitches Brew generó un quiebre en su momento, provocando que muchos de los fanáticos tradicionales de Miles se alejaran. A este intenso período de exploración, le siguió otro de alejamiento de la escena musical y pública (1975-1980), debido a un agotamiento físico y creativo, y a problemas de salud derivados de su antigua adicción a las drogas duras.
Su regreso se dio en 1980, recuperado físicamente y volviendo a sus mejores registros de trompeta. Ingresaría en una etapa totalmente novedosa, introduciendo en su música sintetizadores y bases programadas (y claro, estamos en los 80). Muchos de los discos registrados en esta etapa (Star People, You're Under Arrest, Decoy) tienen una complejidad de arreglos y detalles notable, aunque quizá suenan un poco estructurados. El pico probablemente sea Tutu, ejecutado únicamente por la trompeta de Miles sobre bases programadas, dándole una independencia de la banda para la grabación de la música y nuevas posibilidades en el estudio. En ésta década Miles se reencontró también con las grandes masas, dando conciertos alrededor del mundo, revisitando varias de sus viejas obras y recibiendo el reconocimiento masivo por tantos años de tan gloriosa música; murió finalmente en el año 1991.
El legado de Miles es tan vasto y original que resulta inacabable. Han existido otros grandes trompetistas en la historia del jazz, pero ninguno con la versatilidad y la innovación del propio Miles. Un artista que no deseaba repetirse y que solo grababa cuando tenia algo que decir, retirándose de la escena luego de períodos de gran creatividad para buscar nuevas inspiraciones; un artista ávido de buscar siempre nuevas aristas para su música, muy confiado de sus visiones y con una gran percepción para rodearse de notables músicos; en la humilde opinión del que escribe, el artista mas grande del siglo XX (y queda abierta la discusión por supuesto). Basta de palabras, los dejo con la música total: una lista que resume cronológicamente la historia musical de Miles.
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