En Pericos & Friends, la banda que impuso el reggae en la Argentina repasa en estudio temas de su carrera y clásicos del género con la ayuda de los Wailers, Ali Campbell (ex UB40), Gregory Isaacs, Toots Hibbert, The Skatalites y otras figuras.
Por Roque Casciero
Ante todo, hay que enmendar un error de interpretación: el reciente Pericos & Friends no es un disco concebido para celebrar los 25 años de la banda que impuso el reggae en la Argentina. De hecho, Los Pericos recién llegarán a ese aniversario en diciembre de 2011. Pero, claro, el álbum tiene un fuerte componente de mirada hacia el pasado, además de una inocultable proyección de éxito en el futuro inmediato: la banda revisó en estudio canciones de su repertorio hasta encontrarles nuevas formas, además de algunos clásicos del reggae, y les dio el lustre extra que significa contar con invitados de lujo del género. La lista incluye a The Original Wailers (los músicos de Bob Marley), Toots Hibbert (Toots and The Maytals), Ali Campbell (ex UB40), Gregory Isaacs –en la que quizás haya sido su última grabación antes de su fallecimiento–, Mykal Rose (Black Uhuru), The Skatalites, Sly and Robbie, Pato Banton, Herbert Vianna (Paralamas), Guillermo Bonetto (Los Cafres), los chilenos Gondwana, los brasileños Cidade Negra y así. Pero todo empezó hace un par de años, cuando los números de aniversario no eran redondos: Federico Cialabra, presidente del sello Music Brokers, les propuso a Los Pericos grabar junto a los Wailers. “Iban a hacer un compilado de reggae argentino y querían que se juntaran dos bandas emblemáticas haciendo ‘Runnaway’ –recuerda el cantante y guitarrista Juanchi Baleirón–. Y ya que íbamos a tenerlos en el estudio, pensamos en pedirles que grabaran alguna cosita más, entonces hicimos ‘Natural Mystic’. Pero cuando supimos que venían los Wailers ya empezamos con la fantasía de hacer esto...”
Topo Raiman, baterista Perico, ya tenía en mente grabar con invitados, pero había pensado en un disco de covers, no en versiones de sus propios temas. El problema era quién podía “bancar” una producción semejante. Y cuando apareció la propuesta de grabar con los Wailers, todo empezó a tomar forma. “Hicimos listas de miles de músicos probables”, recuerda Raiman. Y el guitarrista Willie Valentinis arranca con los que dieron el sí: “Con Ali Campbell le habíamos pegado en el palo miles de veces. En todos nuestros discos quisimos que grabara él. Cuando hicimos ‘Waitin’ pensamos que el tema era para él, pero que el tipo se copara y lo grabara era otra cosa. Era una elección obvia, como que estuviera Toots”.
Juanchi Baleirón: –Pero ése era un feature re difícil, inconseguible en algún momento. Es un tipo que no graba con nadie, no es que participa en los discos de todo el mundo. Lo único que hay es un homenaje a él en el que grabaron Clapton, No Doubt, Keith Richards... Pero nunca se lo escuchó a él en un disco de otros. Esa era la figura más difícil.
–Y con mucho significado para ustedes, que en el disco El ritual de la banana le ponían “Toots” como género a los temas.
Willie Valentinis: –Sí, es tremendo. Además, dijimos de hacer “Home Sweet Home”, que es nuestro tema más Toots. Pero la onda era que el disco tuviera un midtempo reggae, entonces bajamos el tempo del tema y, aunque la base era alucinante, en cuanto pusimos un poco la voz arriba quedaba rarísimo. Y le mandamos “Jamaica Reggae” y no se copó en cantar de ganja. Le gustó el tema, pero no eso...
J. B. (Imita al personaje de Capusotto.): –Habla de faaaaso, entonces no puedo...
W. V.: –Le gustó el proyecto, pero no que el tema hablara de faso, entonces le mandamos “Amandla”.
J. B.: –Claro, le mandamos uno que habla de cocaína (risas).
–¿Con quiénes grabaron en persona?
W. V.: –Con los Skatalites grabamos en México, con Guille Bonetto (Los Cafres), Emiliano Brancciari (No Te Va Gustar), con Tito Fuentes de Molotov. El resto fueron envíos.
J. B.: –También nos copamos con coros femeninos, algo que nunca habíamos tenido. Vimos que al disco le quedaba bien. Y arrancamos muy arriba, con las coristas de los Wailers, que si bien no son las I Threes (coristas originales de Marley), son unas negras que se cantan todo, le pusieron una onda espectacular. Entonces nos cebamos y a la compañía también le gustó, y como tenemos un amigo que tiene un estudio en Los Angeles, contrató a unas minas que cantan increíble y cantaron en “Jamaica” y en “Casi nunca lo ves”. Ese tema sí se bancó el cambio: lo bajamos de ska punk a reggae, pero quedó perfecto.
W. V.: –Además, el tema había nacido de esa manera.
J. B.: –Chapa (Diego Blanco, tecladista) había traído ese tema que era como un reggaetón lentito y después nos calentamos y le dimos más rosca. De hecho, en vivo seguimos haciendo la versión rockera.
W. V.: –Pero en un Pepsi hicimos un medley en el que ya la habíamos hecho reggae, así que ya nos gustaba esa versión.
–Ustedes cambian las versiones a menudo.
J. B.: –Es que nos aburrimos (risas).
W. V.: –Tocamos mucho y algunos temas ya tienen unos años, entonces hay que darlos vuelta. Para mí, el gran desafío del disco era superar o empatar las versiones originales. A mí, en particular, me ayudó que nunca más las escuché, me fui acostumbrando a lo que tocamos en vivo. Entonces estaba abierto a todo lo nuevo. Y creo que se logró.
J. B.: –También fue muy bueno que los temas tuvieron una oportunidad más en el estudio. No sólo el hecho testimonial de los invitados, que por ahí podríamos haber solucionado con un solo show, un DVD y toda la parafernalia celebratoria, pero también nos gustó mucho volver a caerle encima a los temas, volver a producirlos, a trabajarlos en el estudio. Diego se encargó del audio y de la mezcla, que quedó perfecta, y todo el trabajo nuestro encima... Nunca habíamos hecho un disco así. Por un lado teníamos el relax de que eran temas ultra probados, que no teníamos que ver si funcionaban o no, pero también el tiempo ayudó a que todo fuese homogéneo. En mi caso particular, grabar esas canciones con mi voz era un desafío, pero también me generaba cierta frescura: era cantarlos por primera vez en un disco. Todo se conjugó para que mantuviera ese lindo balance entre profesional, cuidado y vuelto a cantar con frescura. Ahí está la clave de por qué a mucha gente le gusta, más allá del género o de si sos fan o no.
–¿Buscaron que el disco fuera de reggae midtempo?
W. V.: –Sí, fue algo que nos llamó, no sé por qué. Casi siempre estamos en una misma frecuencia acerca de lo que queremos de un disco, o pasa algo que nos va convenciendo de una idea. Incluso pasa a la hora de elegir los temas. Por ejemplo, podríamos haber puesto “Párate y mira” o “Nada que perder”, pero nadie tiró esos temas. A nadie se le ocurrió hacer “Me late” o “Caliente”, pero de una salían “Sin cadenas”, “Pupilas lejanas”, los temas más reggae. Fue un corte inconsciente que hicimos.
J. B.: –Claro, era nuestra forma de hacer reggae de la mejor manera posible. Además había algo que cruzaba al disco y era que íbamos a tener invitados reggaeros: eso también nos predisponía.
W. V.: –Claro. Por ejemplo, “Mucha experiencia” era una obviedad: como es un tema tan clásico en Jamaica, era más fácil que lo cantara Gregory Isaacs. También dependíamos de la disponibilidad de los invitados y de cuánto se copaban con el proyecto. Para nosotros, que Ali Campbell o Toots se hayan copado con temas nuestros y los hayan hecho propios es tremendo.
Topo Raiman: –Ali Campbell agarró un pase de batería que había en el medio, lo editó, lo transformó en un groove nuevo... Es todo un laburito: por lo menos se pasó una tarde laburando en nuestro tema, además de haberlo cantado. Nosotros ya estábamos contentos si metía unos coritos, pero él le puso unas ganas tremendas, le grabó varias voces. Toots metió guitarras, los Gondwana grabaron teclados, un bajo.
W. V.: –Los Cidade Negra grabaron todos los instrumentos. Y después nosotros elegíamos lo que nos parecía que rendía más en el contexto del disco. Además, pudimos darnos el lujo de “empatar” todo lo que nos mandaban, porque tenemos el estudio y porque Diego fue el ingeniero.
–¿Y habrá una presentación con todos los invitados?
W. V.: –Bueno, el 17 vamos a tocar en Parque Roca (ver aparte) y el 19 en Rock & Pop Beach, en Mar del Plata, con Al Anderson y Junior Marvin, de los Wailers, como invitados nuestros. Pero después habrá una presentación en abril o mayo...
T. R.: –La idea está, pero no podemos tirar nada porque son tantas agendas que combinar...
J. B.: –El disco salió hace poco pero se vendió muy bien. Y eso es significativo. Ya vendió más que los anteriores, por ejemplo. Eso también es una buena señal, así que está todo dado para que después del verano haya una presentación importante.
–En su decisión de hacer este disco, ¿tuvo algo que ver el gran momento del reggae?
T. R.: –Creo que va en paralelo, porque nosotros siempre hicimos reggae... a nuestra manera. Esté de moda o no, siempre hicimos reggae, es parte de nuestro camino. Y este disco es parte de nuestro camino. Lo que pasa es que ahora hay toda una movida reggae importante que coincide, pero si hubiese estado de moda el heavy metal habríamos seguido haciendo reggae.
J. B.: –Nunca estuvimos metidos plenamente en la movida del reggae, vamos en paralelo. Incluso, creo que el reggae estaba más fuerte hace un par de años que ahora, por las cifras, pero tampoco nos subimos a los colores ni a la movida del reggae: seguimos nuestra inspiración. Este disco fue un reseteo de algunas cosas y estaba bueno que la banda grabara un disco de estudio con esas versiones y la formación actual. Y se vienen los 25 años, entonces estaba bueno...
T. R.: –Lo que está bueno es que hay más público que entiende de qué se trata el disco. En otras épocas había que dar más explicaciones, en cambio ahora todo el mundo sabe quiénes son los que están en el disco, saben de la importancia de los que participan.
J. B.: –Luis Pedro Toni se preocupa por la muerte de Gregory Isaacs, por ejemplo (risas).
W. V.: –¡Eso es tremendo! Aparte, cuando explotó por tercera vez el reggae, nosotros hicimos 7, que es un disco que casi no tiene reggae. Siempre fuimos fieles a nosotros mismos, vamos por nuestro camino. Nosotros somos y no somos parte de la movida reggae.
J. B.: –Además, es un disco de temas de reggae pero clásicos, no es que son temas nuevos... Re reggaeamos lo que ya habíamos reggaeado (risas). En ese sentido, no nos pica pensarlo. Diferente hubiese sido forzar las cosas porque el reggae está de moda.
–O que hubieran hecho un disco con versiones metaleras si estuviera de moda el heavy.
W. V.: –¡Totalmente! Además, nuestro show no es súper reggae ni usamos los colores reggae: es un show de Pericos.
J. B.: –De las fechas reggae de los festivales, que fueron cinco, habremos tocado en dos, y le dimos nuestro color: somos la fiesta del reggae, en fechas de reggae o no.
–En una fecha reggae hicieron un cover de Nirvana.
W. V.: –Nos gusta hacer eso, pero no a propósito: nos sale. No pensamos en que estamos tocando en la fecha reggae; si queremos hacer Nirvana, ahí vamos. En nuestro segundo Obras hicimos “All Night Long”, de Lionel Richie, y algunos nos dijeron: “Están hechos concha”. Y sí, puede ser (risas), pero eso es lo divertido, si no siempre hacés lo mismo.
J. B.: –Debe pasarles también a otros grupos que llevan mucho tiempo tocando. Igual, no sé si hay bandas que no hayan parado nunca, como nosotros. ¡No paramos jamás!
W. V.: –Y ya son casi 25 años... Lo que pasa es que nuestro primer disco fue un boom, entonces da la sensación de que nosotros somos más viejos que otras bandas. Igual, a esta altura de la carrera tendríamos que empezar a quitarnos años, no a sumarlos (risas).
–Con tantos años de carrera, ¿en algún momento se plantean cómo será el futuro de la banda?
T. R.: –No proyectamos como en una máquina del tiempo, pero sí proyectamos con las ganas de seguir. Y nos ponemos a pensar en que existen los Stones, Aerosmith, Rush... Eso me alivia, porque es gente que sigue tocando con su grupo, la pasa bien y sigue teniendo éxito.
–Pero es gente que no toca todo el tiempo, al contrario de lo que sucede con ustedes, que no paran nunca.
W. V.: –Es verdad. Eso sí me lo planteo (señala a sus compañeros), ¡pero ellos no! A veces digo: “Che, podríamos parar un mes”. ¡Un mes! O dos... Pero el Topo me dice: “No, dos meses parado, me aburro”. En eso cada uno tiene su visión, pero cuando pedí parar dos meses me miraron como si estuviera loco.
T. R.: –A veces pasan quince días sin tocar y me agarra la abstinencia. Para nosotros tocar no es juntarnos en un pub; es micro, avión, aeropuerto, una movida, viajar. Y lo que se extraña es todo eso, esa adrenalina.
J. B.: –De todos modos, la partida del Bahiano (ver aparte) generó un cambio, una refrescada, que fue buena para poder seguir tocando.
W. V.: –Eso ayudó a que no nos desgastáramos. Para mí es como si el grupo tuviera siete años y siento que el grupo, con Juanchi cantando, está en su climax ahora y que este disco es el que termina con la transición. Si se comparan los shows de los últimos dos años con los de hace cinco es otro mundo: el grupo ya es así para la gente. Entonces, que venga el próximo disco de estudio, lo que sea.
J. B.: –Hay muchas cosas que coinciden: el disco, la madurez de la banda, la mía en el rol de cantante... Estamos haciendo pie en tierra firme, es esto y más. Es una sensación real de comodidad, estamos en el lugar en que tenemos que estar y de acá... hasta el cielo, por decirlo de alguna manera.
W. V.: –Pero, algún día, dos meses vamos a parar (risas). Ya sé que este año no, pero algún día...
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