Más conocido por su sonido que por su nombre, el autor de “Take Five” e integrante del cuarteto de Dave Brubeck solía decir: “Pasé de moda antes de que nadie me conociera”. La edición en CD de uno de sus discos como solista lo confirma como un músico exquisito.
Por Diego Fischerman
Paul Desmond compuso el que tal vez sea el tema más famoso del jazz. Pero, como correspondía a alguien que aseguraba haber ganado “varios premios al saxo alto más lento del mundo, así como un galardón especial al silencio en 1961”, casi nadie lo sabía. “Take Five”, con su pie rítmico en cinco tiempos, fue uno de los grandes éxitos del cuarteto del pianista Dave Brubeck, del que Desmond formó parte a partir de 1946. Genial y perfecto, con uno de los timbres más bellos que puedan imaginarse y el fraseo de mayor elegancia del que se tenga memoria después del de Lester Young, Desmond, que en realidad se llamaba Paul Breitenfeld, fue una especie de estrella paradójica. Muerto a los 42 años, mucho más conocido por su sonido que por su nombre, bromeaba diciendo: “Pasé de moda antes de que nadie me conociera”. La definición sobre su estilo era, curiosamente, más seria: “Creo que de forma inconsciente quería sonar como un martini seco”.
Aunque resulte casi imposible hablar de él sin mencionar a Brubeck, su breve carrera solista tiene algunos puntos altísimos, en particular la serie de discos que grabó para RCA Victor entre 1962 y 1964, con el guitarrista Jim Hall como parte de su grupo. Uno de esos discos, Take Ten –que tomaba su nombre de un nuevo tema que, obviamente, hacía referencia al ya legendario “Take Five”–, grabado en 1963, con su raro refinamiento, más el coqueteo con la bossa nova pero, sobre todo, con los exquisitos contrapuntos entre el saxo y la guitarra, es una de las cimas de su producción. Ahora, acaba de ser editado localmente por primera vez en cd y, en esta nueva publicación, incluye tres pistas que no estaban en el LP original: una grabación de “Out of Nowhere” registrada en 1961 –con un extraordinario solo de Hall y un extraordinario diálogo posterior entre él y Desmond– y tomas alternativas de “Embarcadero” y “El Prince” (ambos temas compuestos por Desmond). Además de algunos standards –“Alone Together”, “Nancy” y “The One I Love Belongs to Someone Else”–, el disco incluye dos temas de Luis Bonfá, “The Theme from Black Orpheus” y “Samba de Orpheu”.
Graduado en Lengua Inglesa, Desmond había abandonado la literatura, según él, “porque sólo era capaz de trabajar en la playa y no dejaba de entrarme arena en la máquina de escribir”. Integró de manera estable el grupo de Brubeck hasta 1967 y luego fue parte de la reunión del grupo en 1976. Un año antes había grabado los fantásticos Duets junto al pianista. Y no hubo mucho más: en 1977, muy poco antes de que muriera, le diagnosticaron cáncer de pulmón y Desmond festejó en público por lo bien que estaba su hígado de bebedor de whisky “impoluto, perfecto, uno de los grandes hígados de nuestra era; bañado en Dewars y rebosante de salud”. Quedó, claro, su obra junto a Brubeck –notables Impressions of New York y Jazz Impressions of Japan, que incluye “Rising Sun”, un tema hermosísimo que, además, lo encuentra en estado de gracia–, sus discos solistas para RCA –además de Take Ten, el anterior Desmond Blue y los posteriores Glad To Be Unhappy, Bossa Antigua e Easy Living– y algunas de sus postreras producciones para CTI, entre las que se destaca Skylark.
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