Con el bajo en sus manos, Richard Bona habla muchos lenguajes, pero al captarlo a la mitad de una frase emotiva, pareciera como si sus notas hayan sido escogido justo para tus oídos. Sumale su embrujador falsete vocal, y ahora estás escuchando la más identificable y emotiva voz en el bajo eléctrico desde Jaco Pastorius. No es asombroso que desde su llegada a los Estados Unidos en 1995, este músico nacido en Camerún de 40 años de edad ha llegado a ser uno de los más requeridos acompañantes para un notable rango de artistas.
Por supuesto, eso es sólo parte de la fotografía. Mientras la fluida navegación por el diapasón, la compleja aproximación rítmica, y su lirismo lo han llevado al status de “héroe del bajo”, él añade su singular voz, su único estilo en la guitarra, y sonoras canciones apoyadas en cuentos tradicionales africanos, en una carrera globalmente exitosa como artista solista, vendiendo decenas de miles de discos alrededor del mundo. El último esfuerzo de Bona, “Tiki”, (Tesoro) es otro paso adelante en su expresión personal. Las 15 canciones del disco (que incluye los socios habituales de Bona, el tecladista ATN Stadwijk, el baterista Vinnie Colaiuta, más potentes invitados como John Legend y Djavan) son una alegre interpretación de música brasileña. A pesar de las influencias sudamericanas, “Tiki”, más que los tres discos anteriores de Richard Bona, borra las líneas entre los híbridos de “world music” y los sonidos simples como... bueno, Bona. Como siempre, los devotos del bajo eléctrico necesitarán escuchar entremedio de las capas de sonido para captar las brillantes líneas, y la voz de Bona en su idioma nativo (Douala) requiere un diferente conocimiento de la mente y de los oídos. Pero la recompensa es tan grande como una planicie africana.
Richard Bona nació en Minta, una aldea de chozas de barro en Camerún, el 28 de octubre de 1967. Su madre era cantante y su abuelo era percusionista, así que siempre hubo música en el hogar. Richard recuerda, “Mi abuelo supo que yo era músico cuando yo tenía tres años porque hasta ese punto todo lo que yo hacía era llorar y comer todo el día. Entonces, una tarde escuché un balafón (un instrumento de madera del tipo de la marimba que se golpea con dos macetas y se amplifica con calabazas debajo de las teclas) durante el ensayo del coro de la iglesia en mi casa, y quedé encantado; dejé de llorar y de comer, y me quedé escuchandolo por horas! Mi abuelo me construyó un balafón y empecé a practicar 12 horas por día”
Después de algunos años de cantar y tocar en la iglesia, Richard se aventuró a la gran ciudad portuaria de Douala a los 11 años y se dio cuenta de que necesitaba aprender un instrumento más moderno. Hurtando cables de freno de bicicleta de una tienda local, pronto construyó su primera guitarra casera. Con su reputación de virtuoso intacta, Bona eventualmente aterrizó como guitarrista de una banda bailable en Douala. Él recuerda: “Mi héroe era George Benson; me aprendí todos sus solos en “Breezin’” nota por nota, y llegué a cantar las canciones fonéticamente, sin tener idea de lo que significaban las palabras”. No mucho después, en 1980, el dueño francés de un bar local le preguntó a Richard si podría formar una banda de jazz estable para el local, y lo convenció dándole acceso ilimitado a su gran colección de discos de jazz. Dice la leyenda que el primer disco que Bona tomó resultó ser de Jaco Pastorius (su homónimo de 1976, debut en Epic) y Bona inmediatamente se cambió al bajo eléctrico. “Jaco me tocó profundamente” , explica.
Luego de la muerte de su padre, Bona deja África por París en 1989. Su rápido ascenso a ser un solicitado bajista para muchos destacados músicos franceses e inmigrantes africanos lo llevó a una aparición en el disco de Joe Zawinul “My People” (1992). Esto también lo llevó a solicitar a las autoridades francesas renovar su permiso de trabajo, recibiendo una negativa como respuesta, justificada en que “hay 1.602 bajistas cesantes en Francia”. Tomando esta situación como signo de una autoridad mayor, Bona siguió el consejo del guitarrista Mike Stern y se mudó a Nueva York a fines de 1995. Una vez llegó, Richard impactó a la escena local de clubes de jazz, se reconectó con Zawinul para una gira, y se incorpora como músico estable con Harry Belafonte. Su fama se extendió rápidamente a través de varias tribus musicales, llevándolo a trabajar con Mike Stern, Randy y Michael Brecker, así como colaborador con Bob James, Chaka Khan, Paul Simon y Branford Marsalis. La conexión con Marsalis resultó en la firma de Bona con Sony, para su disco debut de 1998, “Scenes From My Life”.
Los siguientes años, Richard se alentó a seguir acrecentando su currículum de grabaciones, grabando y en gira con Pat Metheny, y lanzando dos nuevos discos. Desde 2004, está principalmente enfocado en su propia música y viajando con su sexteto, haciendo periódicas giras como acompañante con Mike Stern, Steps Ahead, y la Big band “Jaco Pastorius”, más presentaciones esporádicas en Nueva York en el bar “Zinc” con su propia banda, o en el bar “55” con Stern.
¿Cómo te ves a ti mismo como artista y dónde entra el bajo eléctrico en esa ecuación?
Me veo a mí mismo simplemente como músico. Ha sido así desde que era un niño pequeño, tocando un montón de instrumentos. Por supuesto que soy un bajista, pero también canto, toco guitarra y escribo todos los días, entonces principalmente soy un músico. Escribo canciones acerca de mi percepción de la vida, lo que también me hace en cierto modo un contador de historias. No tengo problema en ser conocido y celebrado como bajista (de hecho, volví recientemente deI campamento de bajistas organizado por Víctor Wooten, donde he pasado un tiempo fantástico). Pero la gente me pregunta todo el tiempo acerca de hacer una grabación de bajo solo y debo admitir que no lo tengo ni siquiera en mi radar. Ese tipo de proyectos son interesantes, paro para mí el bajo está hecho para mantener la casa en pie. No podemos hacer un “solo” que dure toda la noche (y sé que tampoco podríamos escucharlo).
¿Cómo puedes describir tu música?
Bien... esto es mi música: Una combinación de la música tradicional africana que aprendí mientras crecía, combinada con las influencias externas que recibí viviendo en grandes ciudades como París y Nueva York. Como a la mayoría de los músicos, me molestan las etiquetas. Cuando la música de cualquier tipo me toca internamente, la abrazo y la aprendo; esta es la única distinción que hago. Los Estados Unidos son el país más grande del mundo, pero infortunadamente no es musicalmente abierto. Aquí la música está muy formateada. Esto ha tomado la forma de “contaminación acústica”, con estridentes tambores sampleados siendo disparados en cualquier lugar público. Y la gente se ha acostumbrado a eso; cuando los jóvenes ven a un baterista tocando en vivo su batería, el sonido les extraña, ellos esperan una pesada y retumbante máquina de ritmos. Por lo que hacer giras en los Estados Unidos con mi música es difícil. Hice sólo nueve conciertos aquí el año pasado (2005). Paso la mayor parte de mi tiempo tocando afuera.
¿Cómo afloran tus canciones y se juntan en una grabación?
Yo escribo casi todo en “esto” [muestra su guitarra acústica Taylor, con cuerdas de nylon], y ocasionalmente en el teclado. Mi concepto es que todo está en la parte de la guitarra: La batería, la parte del teclado y el bajo. La parte del bajo también está ahí, yo sólo debo pulirla y hacerla mejor. Luego de que tomo el tono con la guitarra, hago un “demo” en mi estudio en casa, toco la guitarra, teclados, bajo, y programo las baterías. Entonces llevo a los músicos a interpretarlo y grabarlo en un estudio de grabación profesional.
¿Cuál fue tu concepto para “Tiki”?
Hacer un disco acerca de cuán próximos están Brasil y África en su música, su cultura, y de muchas más formas. Cuando tocas música brasileña en África, la gente empieza inmediatamente a bailar, sin hacer ninguna pregunta por la grabación. Hay la misma conexión en nuestra comida. Quiero cantar acerca de esta relación: Las cosas que olemos, tocamos, saboreamos y escuchamos en nuestras vidas de todos los días y nos unen. He hecho amigos en Brasil en mi reciente visita y quise grabar al menos una parte del álbum allá. También grabé en París, Los Ángeles (California) y Nueva York, e intenté grabar en la India. Es mi característica “preocupación global”.
Discutamos acerca de tu lado vocal: Usualmente cantas en tu dialecto nativo (Douala) y eres conocido por tu falsete.
He intentado cantar en inglés y francés, pero me he dado cuenta de que la música habla siempre mejor en tu lengua nativa. Cantar en falsete me viene de manera natural. No lo separo conscientemente de mi voz natural. No tengo entrenamiento vocal formal y realmente nunca practico. Mi madre era cantante y he estado cantando desde que tengo memoria. Donde yo crecí, tú no eras músico si no eras cantante. Y fue muy extraño para mí que en Francia y los Estados Unidos la gente sólo tocara sus instrumentos.
Has dicho que cantar te ha ayudado a tocar bajo.
Cuando empecé a tocar bajo eléctrico después de escuchar a Jaco, me vi envuelto en el desafío de aprenderme las notas, lo que me llevó a permanecer un poquito más callado. Entonces desperté un día a los 23 años y pensé: ¿Dónde se fue mi canto? Siempre he sido capaz de cantar mientras toco cualquier instrumento. Me tomó un minuto retomar el canto, y ahora estoy en el punto en el que más toco bajo y canto que sólo tocar bajo. Cantar me ha ayudado en mi manera de tocar bajo haciéndome más calmo y expresivo. Me encanta cuando Marcus Miller dice que intenta sonar como Stevie Wonder o Chaka Khan, con todos sus manierismos y apoyaturas. Cantar te pone en un lugar más emocional que te llevará a desarrollar una diferente y más dinámica aproximación al tono y al ataque de las notas. Siempre aconsejo a los bajistas cantar y tocar melodías en el bajo. Cuando un bajista está cantando, puedes escucharlo. Puedes olerlo, eso suena realmente funky!
¿Cómo se relaciona eso con tu manera de interpretar los solos?
Siempre canto mis solos, se escuche o no. Intento “solear” desde mi corazón. Nunca pienso en escalas o cambios modales. Una canción o un solo es creado por la tensión. Mi abuelo siempre me decía: Haz tu propio acorde en la música. Tú tienes que sonar como tú quieras. Significa tocar cada nota y hacer que el público recuerde esa nota hasta la muerte.
Hablemos de tu técnica. Has dicho que el balafón tuvo un impacto en tu manera
de tocar el bajo.
El balafón me impactó más en mi manera de tocar la guitarra, pero ciertamente también en el bajo. Llamamos al estilo de ejecución de balafón que aprendí “medio-solo”. Esto es una suerte de parte rítmica-melódica entremedio del bajista y la persona que toca la melodía. Tú puedes al mismo tiempo hacer la base y las partes de bajo y melodía. El balafón me ayudó a desarrollar mi habilidad de tocar líneas independientes con cada una de mis manos. En la guitarra y el bajo, he recreado esto tocando melodías independientes (o una línea de bajo y acordes al mismo tiempo) usando una técnica de digitación con mis dedos pulgar, índice, medio y anular. [Esta técnica se puede escuchar en los temas “Konda Djanea y “Eyando”, en el primer disco solista de Bona, “Escenas de mi vida”] El resto de mi técnica de bajo eléctrico es bastante estándar: “Slaps” con el pulgar y “popping” con el índice, y mutear con la palma mientras tocan el pulgar y el índice.
Desde que te mudaste a los Estados Unidos, has hecho un montón de grabaciones y giras como músico de sesión.
¿Cómo surgen habitualmente las líneas de bajo en ese contexto?
Mis líneas de bajo siempre vienen de mi canto. Escucho la grabación y algo siempre viene a mi mente. A veces el artista me da una maqueta, quizá con algún bajo secuenciado, y sobre eso hago el mío. Me gusta darle a la gente un montón de opciones porque yo vengo de un amplio rango de influencias. En términos de “groove”, pienso en James Jamerson o Stevie Wonder. También en Paul Jackson con Herbie Hancock y los Headhunters, la gente olvida cuán gigante fue.
¿Has explorado en el contrabajo en algún momento?
Lo toqué por cuatro años en Francia. Estaba haciendo conciertos, pero tuve problemas con mi espalda. Los taxis en París no se llevan todos los equipos, así que tenía que acarrear el contrabajo, el ampli y el parlante en el metro, escaleras arriba y abajo. Tocaba y quedaba muerto de cansancio. ¡Y luego tenía que irme a mi casa! Entonces me rendí. Mis influencias principales en esa época fueron Ray Brown y Sam Jones, otro gigante subvalorado. Nunca he vuelto realmente al contrabajo desde entonces.
Eres miembro regular de la Jaco Pastorius Big Band.
Hombre, esa banda es grande! (El director) Peter Graves es maravilloso, la banda es increíble y tengo la oportunidad de ser Jaco por un ratito, con todo ese sonido de big band detrás mío. Me sé todas esas canciones desde el corazón, y las partes de bajo están casi intactas porque esa era la música de Jaco. Pero sólo le pregunto a Peter si hay algún cambio mayor en los arreglos y voy por ellos. Cuando tenía 19, alguna gente se refería a mí como un clon de Jaco. Tenía un bajo fretless Jazz Bass, un gorrito, y la misma ropa! Sonaba casi como Jaco, lo que no era una cosa mala en ese momento, pero crecí y pasó. Nunca estuve con él ni lo vi en persona, pero su impacto en mí es inconmensurable.
¿Cuales son tus bajistas favoritos?
Amo a Marcus Miller, Víctor Wooten, Christian McBride, y todos los grandes bajistas africanos, como Étienne Mbappé de la banda de Joe Zawinul. También me gustan mis colegas bajistas de Brooklyn como Víctor Bailey, Matt Garrison, y James Genus. John Benitez es “pesado”, Oteil Burbridge es asombroso, y Gary Willis es “malo”. Y por supuesto, Anthony Jackson. Lo que hace a esos bajistas grandes es que todos suenan diferente. Estamos en una buena época para el bajo eléctrico. Es un “ciclo alto”.
Recientemente, empezaste a dar clases en la Universidad de Nueva York.
Yo le hice una llamada al Dr. David Schroeder, Director de estudios de Jazz de la NYU, acerca de enseñar ahí. Al principio, pensé: ¡No es posible! Nunca había enseñado antes y no soy paciente. Además, la cosa académica es demasiado rígida, y no creo que cualquiera que estudie música llegue a ser músico. Entonces entré y me reuní con bajistas jóvenes y ellos fueron muy entisiastas. Estuve en un grupo de jazz para una clase de armonía e improvisación. No tenía currículum. Sólo quería enseñarle a los alumnos cómo ser una banda. Habíamos estudiado canciones como “Eternal Triangle” (de la grabación de Dizzy Gillespie de 1957, “Sonny Side Up”, con Sonny Stitt y Sonny Rollins, Verve), y entonces les mostré algunos ritmos tradicionales africanos. Lo disfruté mucho.
La ruta de tu carrera ha sido bastante positiva hasta este momento.
Un escritor me preguntó recientemente acerca de cuál era mi sueño. Le dije, “hombre, estoy en mi sueño!” He estado viviendo en mi sueño por años. Estoy creando música, criando a mis hijos, y viviendo una vida muy bendecida. He sido lo suficientemente afortunado para haber tocado con la mayoría de los músicos vivos con los que he querido tocar. Soy feliz. Mucha más gente necesita probablemente realizar esos sueños por sí misma. Mi abuelo solía decir: ¡No seas como el hombre que tiene un pie hundido en el lago, pero se muere de sed!
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