Un par de años atrás, Iván Noble comentó que no tenía obligación de hacer canciones geniales porque no tenía ni una sola chance de ser un genio. "Este es mi laburo, mi oficio, y lo hago con respeto", decía, modesto. Dicho y hecho.
Definitivamente retirado de la impostura rockera con cara de malo, el hombre que mira con largavistas sus tiempos de caballero de la quema parió un compilado, en formato de CD y DVD, grabado en estudio, pero en vivo, con el público ahí, a un metro medio. Sin pretensiones de obra cumbre, pero con una banda de lujo y el buen gusto como bandera.
Con cinco temas de Nadie sabe dónde, de 2004, como eje, el cantante propone en Dicho y hecho, así se llama, un recorrido por sus tres discos solistas, un par de escalas en el pasado y tres muestras de lo que vendrá. Y obtiene así un generoso puñado de buenas canciones, fieles sin fisura al estilo Noble de construir letras como un patchwork de frases y recomendaciones sin ánimo de consejo, alrededor de historias tan simples como las melodías que las abrazan.
"Lo que nunca hubo nunca va a sobrar", canta en La chica que nadie saca a bailar, donde advierte que "se hace de día en este cabaret y nadie paga la cuenta". "Piden pista los rencores", dice en La propina, antes de advertir que es "ambidiestro para todo menos para olvidar" en Como el cangrejo.
Puerta abierta para Dame un motivo, el primero de los tres estrenos. Fabiana Cantilo se suma al equipo para compartir la voz cantante de A soñar un rato, prólogo de una excursión por los tiempos idos con una relajada versión de Hasta estallar.
Más frases encadenadas en Un minuto antes de dejar de quererte, con formación de cuarteto, a tono con la onda jazzera que aportan los arreglos de Mariano Otero, productor y director musical del disco, más armónica invitada. Otro guiño cómplice en Al grano. "Por las dudas aviso y aclaro. Antes ladraba, pero hoy voy al grano", dice y repite. Y con Hernán Jacinto al piano canta Bienbenito, sin complejos por exceso de ternura.
Tampoco el mundo hace las cosas demasiado bien llega con un solo de guitarra de Patricio Carpossi, prólogo para Avanti Morocha, de piano y contrabajo, alejada del coro tribunero. Relato de la rutina cotidiana en Un día más y cierre arriba, con la banda a pleno: Carpossi y Marcelo Predacino en guitarras, Gustavo Giles al bajo, los teclados de Jacinto y el Hammond de Sufián Cantilo, Oscar Giunta en la batería, los caños de Bernardo Monk, Juan Cruz de Urquiza y Juan Canosa, y las voces de Anabella orellano, Benjamín López Barrios y Ezequiel Palacios.
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