¿Cómo hablar con un icono? Esa es la pregunta que se hace este cronista mientras espera una llamada internacional
que lo va a poner en contacto con Joan Baez. La sola mención de su
nombre –una sílaba que al pronunciarla ya evoca dulzura y feminidad,
seguida de un apellido latino que revela parte de sus raíces (su padre
era mexicano)– conjura la visión de los años ’60, el renacimiento del
folk, las marchas de protesta, los movimientos pacifistas, la oposición a
la Guerra de Vietnam, Bob Dylan, “We Shall Overcome” (la canción
popularizada por Pete Seeger que Baez cantó en la legendaria marcha por
los derechos civiles en Washington DC, 1963)... Y más adelante, su
participación en Woodstock o en la Rolling Thunder Revue de Dylan a
mediados de los ’70, o su visita a la Argentina en plena dictadura
militar.
Justamente, lo que posibilita el contacto telefónico es la nueva
visita a Buenos Aires, después de treinta y tres años de ausencia, de la
reina del folk: Baez lleva ese título con suprema elegancia desde
comienzos de los ‘60. El Gracias a la vida tour 2014 traerá a la
cantante a América latina, en un recorrido que abarcará también a
Uruguay, Chile y Brasil, y la depositará en la Argentina para dos
recitales en el Gran Rex los días 6 y 7 de marzo.
Pero todas estas elucubraciones se cortan cuando suena el teléfono y
del otro lado de la línea, en lugar del procedimiento habitual que
implica la intermediación de un representante avisando que va a
comunicar con el artista, aparece directamente una voz dulce e
inconfundible que dice simplemente, “Hello, it’s Joan Baez here.” La
leyenda es un ser humano, que a sus 73 años mantiene el tono juvenil y
la desenvoltura en su manera de hablar, y se expresa con lucidez y
buen humor sobre una serie de tópicos que abarcan desde
Bob Dylan hasta Mercedes Sosa y desde Martin
Luther King hasta Barack Obama. Pero para hablar del pasado de un mito, nada mejor que empezar por el futuro inmediato.
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Joan Baez |
–¿Cómo van a ser sus shows en Buenos Aires?
–Voy a estar con un músico que toca siete instrumentos y con un
percusionista, que además es mi hijo: esa es toda la gente que me
acompaña en el escenario. Por supuesto, el hecho de tocar con mi hijo es
maravilloso, me siento muy afortunada. En este momento todavía estoy
armando lo que va a ser mi show para América latina, pero probablemente
va a ser una mayoría de canciones en inglés, muchas de las cuales la
gente puede reconocer, y también alguna en español.
–Aun reconociendo que es imposible recorrer su carrera en un show, ¿piensa tocar canciones viejas y nuevas?
–Sí, tiene que ser así, porque son más de cincuenta años
(se ríe). Tiene que ser una mezcla, y tiene que ser una buena
mezcla. Si la canción es vieja, tiene que ser hecha de una manera
fresca, porque no quiero que la noche sea simplemente nostalgia, aunque
un poco de nostalgia es inevitable y eso está bien. Pero tiene que ser
fresco, esa es la palabra clave.
–¿Puede ser que aparezca “Gracias a la vida”?
–Seguramente. Va a haber algún tema en español, lo voy a tener
resuelto para cuando llegue allí. Pero es algo que hago habitualmente:
trato de integrarme a la cultura del país en el que me encuentro,
cualquiera que sea. Y es un desafío, realmente estoy esperando ese
momento, porque tengo raíces latinas por parte de mi padre, aunque
siempre he cantado en inglés, y no me metí mucho con eso. De modo que
esta gira será un viaje muy excitante y muy importante para mí.
–¿Hay alguna explicación para el hecho de que no haya venido durante tanto tiempo?
–No estoy segura del motivo, aún hay lugares en los que nunca
estuve. Pero definitivamente éste es un lugar al cual estoy muy contenta
de poder volver y poder cantar.
–A través de su carrera, ha descubierto nuevos compositores y nuevas
canciones, de distintas generaciones. ¿Está siempre a la búsqueda de
canciones para interpretar?
–Tengo que darles bastante crédito por eso a dos personas, mi
asistente y mi manager, porque ellos realizan la búsqueda, mientras yo
estoy ocupada pintando y haciendo otras cosas. Así que cuando estoy
buscando canciones, les pido a ellos que empiecen la selección, luego me
envían las que consideran las mejores, y veo si funcionan. Es un largo
proceso conseguir canciones realmente buenas.
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Joan Baez |
–¿Qué tiene que tener una canción para que usted la cante?
–Sé que puede sonar un poco tonto, pero para que la incluya en mi
repertorio, la canción tiene que llegarme. Puede ser principalmente la
melodía, puede ser el sentimiento, puede ser que la canción haga resonar
algo dentro de mí. Pero a través de toda una vida cantando, sé que las
canciones más significativas para mí han sido las que tienen tanto la
belleza de la melodía y las palabras como también algún tipo de
resonancia política o social. No me gusta cantar las que tienen sólo una
protesta explícita, trato de encontrar las que son sutiles, hermosas, y
llenas de arte. Y esas canciones existen. Son difíciles de
escribir. Los años ’60 y ’70 fueron muy especiales, una época llena de
desafíos. Y esos desafíos cruzaron desde la contracultura hacia la
cultura. Pero, en la actualidad, en primer lugar no ha surgido un
talento sobresaliente como el de Dylan o Lennon, y en segundo lugar, hay
un montón de buenas canciones, pero la dirección del activismo político
o social es muy diversificada, no hay una causa única que aglutine a la
gente, así que es difícil para un compositor ser escuchado, aun cuando
la canción sea buena.
–¿Tiene alguna explicación para eso? Porque el mundo parece ser un
lugar tan injusto, o más, de lo que lo era en los años ’60 y ’70...
–Conozco un montón de gente joven que hace cosas muy interesantes y
es muy generosa. Por ejemplo, conozco a algunas personas que enseñan a
la gente pobre en las montañas y no tienen vida social, están
completamente dedicadas a eso. Y hay miles de personas como ellas. Pero
pienso que el principal problema es que el sentimiento que teníamos de
estar conectados, en los ‘60 y los ‘70, está casi completamente ausente.
Para describir ese sentimiento, diría que lo más cercano que tuvimos a
eso fue Obama cuando estaba haciendo su campaña para presidente y daba
esos discursos. Eso cambió el mundo. Cuando llegó a la presidencia, era
imposible responder a las expectativas en cuanto a lo que él había
generado. Pero durante ese tiempo, la gente se sentía conectada de una
manera que no había visto en cuarenta años. Así que, al menos, nos
recordó que era posible tener ese sentimiento. Al mismo tiempo, pienso
que si él hubiera decidido liderar un movimiento, y evitar la Casa
Blanca, podría haber tenido una oportunidad más grande de realizar un
cambio social.
–¿Se siente algo desilusionada con sus períodos como presidente?
–Bueno, contrariando mi característica (se refiere a que
habitualmente no interviene en política partidaria), yo lo apoyé, porque
me sentí conmovida por sus discursos. El me recordaba un poco al doctor
(Martin Luther) King. Y al igual que la mayoría, estoy decepcionada.
Pero solamente te podés sentir decepcionado si esperabas algo, y eso no
es justo realmente, especialmente pensando en las circunstancias. Yo no
podría funcionar en ese tipo de atmósfera política, así que no sería
apropiado para mí sentirme ilusionada. Durante la mayor parte de mi vida
he tenido una visión bastante pesimista de la raza humana, ¡porque se
comporta terriblemente!
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Joan Baez y Jimi Hendrix |
–Nadie pensaría en una idealista como usted como alguien pesimista.
–Creo que soy bastante realista.
–Ya que mencionó a Martin Luther King, ¿tiene algún recuerdo especial de la Marcha por los
Derechos Civiles en 1963, en la cual pronunció su famoso discurso y de la que usted participó?
–Tengo más recuerdos de todo el proceso del cual esa marcha formó
parte. Ese fue sólo un día, claro que un día extraordinario, pero como
tuve la buena fortuna de trabajar con el doctor King en otras
situaciones, tengo recuerdos de otros acontecimientos que no fueron
famosos, pero en las que él se comportó de una forma igualmente
valiente.
–Ese día usted cantó, al igual que Bob Dylan y Peter Paul and Mary.
–Sí, lo recuerdo como una especie de caos excitante, y pensar en
cosas tales como de qué manera iban a conseguir comida para toda esa
gente, dónde iban a ir al baño, pensamientos prácticos (risas). Pero el
hecho de que me permitieran cantar ese día ha sido uno de los tesoros de
mi vida. Quiero decir, cantar es uno de los tesoros de mi vida.
La influencia de Joan Baez es tan amplia y abarcadora que llega
hasta lugares y artistas impensados, incluso algunos de los que la
propia cantante no tiene conciencia. Por ejemplo, el hecho de que una de
sus canciones, “Babe, I’m Gonna Leave You” –que abría su álbum Joan
Baez in Concert, Part 1, editado en 1962–, fue la que inspiró a Jimmy
Page y Robert Plant, ambos fans confesos de la cantante, a formar Led
Ze-ppelin. Según cuenta la leyenda, fue ése el primer tema que Plant y
Page trabajaron en conjunto, haciendo una adaptación eléctrica de la
versión acústica de Baez, lo que marcaría el futuro rumbo musical del
grupo. “¡¿Cómo?!”, se sorprende Baez. “No lo sabía, pero para eso tengo
mis amigos de la Argentina (risas). Es maravilloso escuchar eso.”
–¿Recuerda sus visitas a la Argentina?
–Seguro, fueron fascinantes. Visité a Adolfo Pérez Esquivel...
Recuerdo que había una manifestación de las Madres de Plaza de Mayo y él
vino donde estábamos para recomendarme que no participara, porque
alguien se había acercado amenazándolo y diciéndole que iban a atentar
contra mí. Y mucha gente me decía “¡hacelo, hacelo!”, pero yo tengo que
recordar, cuando hago un concierto, que tengo que volver a casa. Así que
no participé de la manifestación, pero me reuní con ellas al día
siguiente, y fue muy importante. Como usted sabe, fue fascinante
estar prohibido (lo dice en español), mucho más que ir simplemente y dar
un concierto (se ríe).
–Eso fue en el ’81, pero también hubo una visita anterior, en el ’74, cuando cantó junto con Mercedes Sosa.
–Fue cuando Mercedes Sosa salvó mi vida.
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Joan Baez |
–¿Cómo fue eso?
–Había un estadio lleno y yo estaba hablando acerca de la no
violencia, pero la gente no quería escuchar nada de eso, entonces salió
Mercedes y empezó a reprocharles. Y finalmente empezó a cantar la
canción “No nos moverán”, y a increpar al público (imita la voz de
Mercedes), “¡no nos moverán! ¡Más fuerte! ¡Más fuerte!”. Y esos pobres
chicos no tuvieron más remedio que obedecerle, porque ella era una
figura muy poderosa.
–Después se hicieron amigas.
–Sí, no nos veíamos demasiado a menudo, pero hicimos una gira juntas
por Alemania con un famoso artista alemán (Konstantin Wecker, en 1988),
y dimos una cantidad de conciertos en distintas ciudades, así que tuve
la oportunidad de compartir tiempo con esa persona tan dulce que era
Mercedes y que pudiéramos cantar juntas.
La última película de los hermanos Coen, Inside Llewyn Davis, desató
en las jóvenes generaciones un nuevo interés por la música folk, así
como años atrás también lo había hecho otro film de los mismos
directores, O Brother, Where Art Thou? Recientemente, en un escenario
histórico de Nueva York como es el Town Hall, las nuevas luminarias del
folk se reunieron para rendir homenaje al legado de sus mayores, en un
concierto denominado Another Day, Another Time: The Inside Llewyn Davis
Concert. Baez estuvo allí. “En su mayoría eran artistas jóvenes y la
calidad de su música era maravillosa”, recuerda la cantante. “Ese es un
ejemplo acerca de lo que hablamos antes: estos chicos componen e
interpretan con gran calidad y talento, y hace falta una película como
esa, que es casi una película underground, para que la gente escuche
estos grupos. Simplemente amé esa noche. Fui elegida como la
representante mayor de los años ’60, y disfruté de tocar y cantar con
ellos, tanto como ellos disfrutaron de tocar con una leyenda. Fue muy
dulce, muy divertido y la música fue muy hermosa.
–La película está basada en la autobiografía de Dave Van Ronk y es
como una celebración del movimiento de renacimiento del folk que tuvo su
centro en el Greenwich Village a comienzos de los ’60. ¿Usted formaba
parte de ese movimiento?
–Bueno, durante la mayor parte de esa época yo vivía en Boston.
Porque hubo dos lugares centrales donde la música folk realmente comenzó
a popularizarse: uno era el Greenwich Village, en Nueva York, y el otro
era Harvard Square, en Cambridge. Yo empecé a trabajar cuando tenía 19
años y para ese entonces ya tenía mi público. Estaba rodeada de músicos
que tocaban banjos y guitarras, y aprendí simplemente mirándolos; nunca
tomé clases y tampoco lo hizo ninguna de la gente que conocía: así era
la manera en que se transmitía esa música. Fui algunas veces a Nueva
York; de hecho, fue ahí donde conocí a Bob Dylan, en Gerde’s Folk City,
en Greenwich Village. Durante ese período, la escena era vibrante,
enormemente creativa. Yo era la persona correcta, con la voz apropiada,
en el momento justo.
–¿Recuerda cómo conoció a Bob Dylan?
–Alguien dijo, “tenés que ir a escuchar a ese chico”, que escribía y
cantaba y blablablá, no recuerdo bien lo que dijo. Así que fui, con mi
novio, y él estaba cada vez más enojado... (se ríe).
–Claro, su atención se había volcado totalmente hacia Dylan...
–Absolutamente. No había forma de no hacerlo. Era increíblemente
brillante, las palabras eran inteligentes, y además, tengo una tendencia
a elegir gente que necesita ayuda (ríe nuevamente, algo avergonzada).
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Joan Baez |
–Usted lo apadrinó durante la primera época.
–Sí, y estoy muy contenta de haberlo hecho. Igualmente algún otro lo
hubiera descubierto, pero estoy contenta de haber sido yo quien lo
invitó. Y tuve que educar a mi público, porque no quería escucharlo.
Dylan tenía una voz terrible y ellos venían a escucharme a mí, eso no
era por lo que habían pagado. Tenía que decirles (con tono admonitorio)
“¡tienen que escuchar a este chico, escuchen las palabras que canta, él
va a ser muy grande!”. Algunos no se lo tomaban demasiado en serio, pero
la mayoría comprendió que teníamos un genio.
–¿Se mantiene en contacto con Dylan?
–No, él es un individuo muy... remoto. Y yo respeto eso.
–Usted grabó un álbum muy hermoso con canciones de Dylan, Any Day Now. ¿Nunca hubo un plan para grabar algo juntos?
–No. Honestamente, es absolutamente imposible trabajar con él
(risas). Así que cualquiera que tenga la imagen de que puedo estar
compartiendo tiempo con él, que cantamos y componemos juntos, ya puede
ir abandonando esa fantasía. Pero sigo admirándolo y apoyándolo. No hay
malos sentimientos entre nosotros, para nada.
–¿Dylan fue importante para que usted dejara el material folk
tradicional que hacía en sus comienzos y pasara a cantar canciones de
sus contemporáneos?
–Dylan no fue la razón por la que cambié, él simplemente llenó un
lugar vacío. Quiero decir, musicalmente cambié, pero realmente fueron
sus palabras las que llenaron una parte de mi vida, de mi carrera, y de
la política, a la que ninguna de las baladas folk tradicionales podía
acercarse, simplemente sirvió ese propósito.
–Usted ha participado de montones de movimientos por la paz, por los
derechos civiles, contra las injusticias sociales. ¿Cómo ve el mundo en
la actualidad, en comparación a como lo veía cuando empezó a cantar
sobre estos temas a finales de los ’50?
–¿Conoce la expresión “aprendemos de nuestros errores”? Bueno ¡eso es una gran mentira!
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an Baez y Bob Dylan |